Este trabajo explora las posibilidades de fortalecimiento de la agricultura mediante tecnologías digitales, en especial de la pequeña agricultura, frecuentemente representada por la agricultura familiar. En el marco de esta iniciativa del Foro Global de Investigación e Innovación Agrícola (GFAR), el Foro de las Américas para la Investigación y el Desarrollo Tecnológico Agrícola (FORAGRO), cuya secretaría se encuentra en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), y la Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Mercosur Ampliado (COPROFAM), junto con los aliados internacionales AgGateway y la Iniciativa Global de Datos Abiertos para la Agricultura y la Nutrición (GODAN), el enfoque de colocar a los pequeños productores en el centro del diseño de soluciones digitales se ha denominado “agricultura digital inclusiva” (ADI).
Este documento se divide en tres secciones. En la primera se explora, a partir de fuentes secundarias, el tema de la agricultura digital con énfasis en la inclusión. En la segunda sección, se analiza un sondeo regional realizado en el marco del proyecto sobre los usos básicos de tecnologías digitales por parte de pequeños productores y pequeñas productoras. Y, en la última sección, se presentan las conclusiones y las recomendaciones para las siguientes fases del proyecto.
Las principales conclusiones del informe son:
a. Dar nuevas utilidades a las herramientas digitales para la agricultura familiar. Los usos actuales de las tecnologías están enfocados a procesos más tradicionales que innovadores. Esto no desmerita que hay alrededor de un 25 % de las personas consultadas que están utilizando drones, sensores y otros para la toma de decisiones en procesos productivos que pueden convertirse en referentes.
b. Apostar por la conectividad significativa en los territorios rurales de la región. En este caso, se trata de productores y productoras con acceso a Internet, pero que, a pesar de ello, atestiguan problemas en la señal y altos costos. A esto hay que sumar las familias agricultoras que no tienen conectividad. Se sabe que en la región los territorios rurales, indígenas, costeros y fronterizos tienen dificultad para el acceso a Internet y la calidad del servicio.
c. Considerar como prioritarios los dispositivos móviles para las acciones. Si se desarrolla un programa de formación, acompañamiento y asesoría sobre agricultura digital a productores y productoras, se sugiere que la base tecnológica principal sean los móviles y las herramientas de mensajería, ya que son las más utilizadas y de mejor acceso de las familias.
d. Incorporar el enfoque de género en las acciones: Cualquier proyecto o proceso de formación, acompañamiento o asesoría sobre ADI deberá tener un enfoque de género. Nuevamente se evidencian diferencias de oportunidades y condiciones materiales, debido al género con desventaja para las mujeres.
e. Tener un abordaje inclusivo hacia las personas jóvenes: se propone que un proyecto de ADI tenga un componente importante que se sustente sobre las personas jóvenes rurales y provenientes de familias agricultoras. Esto no solo facilita cualquier proyecto de agricultura digital, sino que contribuye con la atracción de las personas jóvenes hacia los territorios rurales, lo cual evita su migración hacia las ciudades.
f. Atender contenidos, medios y canales apropiados: Es importante poner atención al contenido, los medios, los lenguajes de cualquier material que se desarrolle para un futuro proyecto de agricultura digital, ya que se hace evidente en el sondeo que los recursos disponibles con frecuencia no están al acceso de las personas agriculturas.
g. Promover proyectos de conectividad local administrados por las personas productoras. Las alianzas con organizaciones locales para la asesoría, el acompañamiento e incluso el desarrollo de proyectos de conectividad propia parecen ser una buena ruta para desarrollar un programa de ADI.